Este lunes 5 de diciembre los terroristas takfirís patrocinados por la OTAN en Siria bombardearon "moderadamente" uno de los diversos hospitales de campaña que Rusia ha desplegado recientemente en Alepo para atender a los civiles que huyen de los barrios liberados en el este de la ciudad. Dos médicas rusas murieron en este ataque y varias personas resultaron gravemente heridas, incluidos civiles sirios que estaban siendo atendidos en el hospital. Tratándose de Alepo, tratándose de un hospital bombardeado, tratándose de la muerte de personal médico, tratándose de civiles sirios heridos, lo lógico, lo coherente, lo ético, sería que este atentado terrorista apareciera en todos los grandes medios corporativos y fuera condenado por los gobiernos y "organizaciones humanitarias" que tan preocupados se muestran por los "Derechos Humanos" en Alepo. ¿No? Pues no. Como era de esperar, siendo sinceros, esta noticia pasó desapercibida para el gran público occidental. Otra más, como ocurre con todos y cada uno de los atentados y crímenes que cometen en Siria los terroristas armados, entrenados y financiados por la OTAN, Israel y las dictaduras del Golfo desde 2011.
Parece evidente que los terroristas conocían exactamente las coordenadas donde estaba situado el hospital hacia donde dirigieron sus cohetes. ¿Cómo es posible que conocieran el lugar exacto donde realizar el ataque? ¿Quién les facilita a estos grupos tan "primarios" toda esa información de inteligencia y de estrategia militar? [1]
La reacción del gobierno de la Federación de Rusia ante estos ataques terroristas, emitida a través del portavoz del Ministerio de Defensa, fue de la más duras y directas que hemos visto. Ni EE.UU., ni la Unión Europea, ni las ONGs occidentales han condenado el atentado yihadista en Alepo. Las posibles consecuencias tanto militares como diplomáticas tras este atentado están todavía por ver. De momento Rusia, con el apoyo de China y Venezuela
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vetaron en el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución impulsado por España, Egipto y Nueva Zelanda para un alto el fuego en Alepo. Otra tregua trampa. De nuevo, una vez más, cuando los grupos terroristas se encuentran en una situación de extrema debilidad comprobamos cómo los países occidentales salen a su rescate.
"La sangre de nuestros militares está también en las manos de los que contrataron este asesinato. De los que crearon, formaron y armaron a estas bestias en cuerpos humanos, al llamarlos 'oposición' por justificación ante su consciencia y electores". (...) El portavoz del Ministerio ruso ha especificado que se trata de "patrocinadores de terroristas desde EE.UU., el Reino Unido, Francia y otros países que son sus simpatizantes [de los terroristas] y de sus formaciones". [2]
Estos sanguinarios terroristas de Al Qaeda en Siria son definidos todavía a día de hoy como "rebeldes sirios" (a pesar de que estos mercenarios proceden de 100 países diferentes [3]), como "oposición moderada", como "insurgentes", o como un "movimiento rebelde", por ejemplo. En concreto esta definición, "movimiento rebelde", la escuché recientemente en una emisora de radio para referirse a los grupos terroristas que se atrincheran en el este de Alepo utilizando a los civiles como escudos humanos. "Rusia pretende eliminar a todo el movimiento rebelde en Siria", se lamentaba un interviniente. Fue el pasado viernes 2 de diciembre por la tarde en el programa de radio La Ventana, de la Cadena SER, la emisora más escuchada en España, perteneciente al grupo PRISA. Recordemos algo fundamental para entender el por qué de tanta censura, falsedad e hipocresía mediática:
El grupo PRISA es propiedad mayoritariamente de varios fondos de inversión estadounidenses y británicos (como Amber Capital o Liberty), de varios Bancos nacionales e internacionales (como HSBC o el Banco Santander), así como de la petrodictadura de Catar [4], entre otros muchos inversores. "Catar". Recordemos que, además de otros factores geopolíticos a tener en cuenta, la guerra contra Siria se desencadena definitivamente a raíz de la negativa del gobierno de Al Assad en 2009 de aceptar la construcción de un gasoducto destinado a transportar el gas catarí a Europa, que pretendía arrebatar a Irán y a Rusia el "mercado energético más grande del mundo", el europeo. La invasión terrorista de la OTAN en Siria no tiene nada que ver con defender los "Derechos Humanos" ni con una (inexistente) "revolución popular contra el régimen" [5].
Es decir, que los medios del grupo PRISA, como todos los demás medios de los grandes grupos mediáticos, no son imparciales puesto que son propiedad y, en consecuencia, están influenciados por los patrocinadores de la guerra contra Siria. Sólo este hecho puede explicar que este lunes 5 de diciembre mientras escribía estas líneas (entre las 21:00 y las 21:30 horas), en la sección de Oriente Medio del diario El País perteneciente al citado grupo PRISA, no había ni rastro del atentado terrorista de Alepo contra el hospital ruso. Lo mismo pude comprobar en las páginas digitales de diversos medios españoles como El Mundo, La Vanguardia, La Sexta, Telecinco, Antena 3, la Cadena SER o RTVE, por ejemplo. También comprobé lo publicado en las páginas de CNN, la BBC o el Washington Post. Ni una sola palabra sobre el ataque terrorista en Alepo. Únicamente The New York Times, casi al final de una noticia sobre unas declaraciones de Serguei Lavrov referidas a los acuerdos entre Rusia y EE.UU. sobre Siria, citaba someramente el asesinato de las dos médicas rusas, pero lo hacía sin señalar a los culpables, dejando la sombra de la duda a la libre interpretación de los lectores. [
Russia Says Talks With U.S. Will Discuss Deal for Aleppo Rebels,- The New York Times, 5/12/2016]
¿Hubiese ocurrido lo mismo si el hospital bombardeado hubiese sido estadounidense o europeo y las bombas las hubiese lanzado el "régimen sirio" o "la Rusia de Putin"?
Los medios corporativos que dicen "informarnos" también pasaron por alto en los últimas días que en las zonas de Alepo liberadas por el ejército de Siria y Rusia se han encontrado refugios donde los terroristas almacenaban "armas químicas" que utilizaban para atentar contra la población civil en las zonas de Alepo controladas por el ejército sirio. Estas armas químicas y tóxicas encontradas son de fabricación alemana. La conocida periodista y corresponsal de guerra Lizzie Phelan grabó sobre el terreno estas armas y las etiquetas que evidencian su procedencia [6]. Las armas químicas y los "cilindros de gas" encontrados estaban escondidos en una escuela en el barrio de Hanano controlado hasta ahora por los "rebeldes". Sin embargo los medios corporativos y los gobiernos de la OTAN acusan sin pruebas a Siria de utilizar este tipo de armas. En cinco años no han sido capaces de aportar ninguna prueba contundente que lo demuestre, salvo toneladas de propaganda mediática.
Repito la pregunta anterior: ¿Qué hubiese ocurrido si los países occidentales hubieran incautado estas armas químicas al ejército sirio y estuviesen fabricadas en Rusia o Irán? ¿Hubiesen guardado el mismo silencio?
Los periodistas, analistas y demás contertulios de estos grandes medios corporativos no disimulan su fervor por estos terroristas y sus métodos. Al igual que los yihadistas a los que defienden, a estos mercenarios de la comunicación de masas, les ciega su fanatismo y se niegan - por puro interés particular - a ver toda aquella realidad que contradice su discurso sobre Siria. Pase lo que pase, sean las que sean las pruebas y las evidencias que se presenten, nunca rectifican y jamás contradicen la versión oficial de los hechos redactada por los gobiernos de la OTAN. Es innegable que son fieles, leales y sumisos ante sus dueños. Nunca muerden la mano que les da de comer. Aunque para ello tengan que hacer un ejercicio gigantesco de hipocresía, cinismo, ceguera selectiva, falta de ética y falta de humanidad.
Son la Yihad mediática de las grandes corporaciones y los gobiernos occidentales. Están del lado de los terroristas, ocultan sus crímenes, sus verdaderos orígenes, quiénes les financian, arman y entrenan,... comparten su objetivo de "cambio de régimen" en Siria y no les importan las consecuencias directas e indirectas de esta nueva guerra imperialista. Comparten también su amor por el dinero, ya sean dólares o euros. ¿Por qué mienten si no? ¿Por qué censuran las pruebas y opiniones contrarias a sus intereses si no es para conservar su estatus económico, profesional y su prestigio social?
Lo peor de todo es que su poder de persuasión y enajenación social es inmenso. Los ciudadanos creen sus palabras, los apoyan, los escuchan, los ven, los defienden, y actúan en la dirección que les indican los grandes medios y las ONGs a sueldo de Occidente.
Escuchándoles uno llega a la conclusión de que el presidente electo Vladimir Putin ha sustituido a Osama Ben Laden como el "enemigo público" más odiado en Occidente. De hecho la criminal y corrupta Hillary Clinton ya lo comparó en su momento con Adolf Hitler. Por su parte Al Qaeda es ahora un "movimiento rebelde" defensor de la libertad, la democracia y los valores occidentales. Increíble.