El nivel de esperanza y fiabilidad de la actual tregua vigente en Siria, iniciada este lunes día 12 de septiembre tras un acuerdo entre Rusia y EE.UU., gira en torno a una pregunta fundamental que parece que nadie se está haciendo y que sin embargo marca el futuro de Siria: ¿Han renunciado las élites políticas, militares y económicas occidentales a su plan para derrocar a Bashar al-Assad y a destruir al actual Estado secular sirio para poder dominarlo?
No existe ninguna evidencia que permita responder afirmativamente a esta cuestión. Más bien al contrario, ya que hace unos días la llamada "oposición moderada" siria en el exilio presentó desde Londres un plan de "transición democrática" para Siria que pasa por derrocar al "régimen de al-Assad" y que cuenta con el apoyo occidental. Nada ha cambiado en este sentido desde 2011.
Salem al-Meslet, portavoz de la HNC, dijo: "Necesitamos una solución duradera a la pesadilla de Siria, no ceses del fuego locales o una paralización temporal que pueda ser explotada por el régimen y su aliado ruso. La única forma de llegar a una solución duradera es a través de la transición política (...) es decir, la transición desde el terrorismo de Estado a un país gobernado de acuerdo a un contrato social para todo el pueblo sirio [Syrian opposition coalition to announce democratic transition plan,- The Guardian, 7/9/2016]
Todo esto quiere decir que la paz en Siria es imposible de alcanzar por muchas treguas que se anuncien. Habrá una reducción temporal de la violencia con el fin de dar oxígeno a los grupos terroristas acorralados en Alepo y otras ciudades hasta que puedan rearmarse y reorganizarse. Esto fue lo que ocurrió en treguas anteriores, anunciadas casualmente en momentos críticos para los grupos yihadistas. Los "corredores humanitarios" que solicita EE.UU. son tuberías por las que circulan las armas para abastecer a los grupos terroristas de la OTAN. El hecho en sí mismo de que EE.UU. haga una distinción entre "grupos terroristas" a los que combatir y "rebeldes sirios" a los que apoyar, supone una trampa sin salida para el gobierno sirio que sufre el ataque terrorista de ambos bloques, "terroristas" y "rebeldes" todos ellos hermanados por la misma ideología takfirí-wahabí. Esta trampa imposibilita una solución definitiva del conflicto.
En paralelo a esta tregua-trampa, que varios de estos grupos takfirís como Ahrar al-Sahm no reconocen ni asumen, el régimen sionista de Israel continúa atacando al ejército sirio en la provincia de Quneitra, en los ocupados Altos del Golán, donde sigue dando apoyo a los grupos terroristas del Estado Islámico y el Frente al- Nusra.
La vigencia del pacto de cese de hostilidades tiene en contra los más recientes ataques terroristas cuando sus francotiradores abrieron fuego contra el Palacio de Justicia y el barrio de Zahraa, en Alepo, ciudad desde donde parte la generalización de la tregua. A esto se suma el cuarto ataque de la aviación del régimen sionista de Tel Aviv contra posiciones del Ejército sirio en las cercanías de las Altura del Golán [Los riesgos de la tregua en Siria (13/9/2016),- corresponsal de Prensa Latina, Pedro G. Hernández, desde Damasco]
No puede haber paz en Siria mientras aquellos mercenarios y militares extranjeros que invadieron el país en 2011 continúen ocupando un territorio soberano (incluido el ejército de Turquía) y actuando en contra de sus instituciones y de su pueblo, salvo que el gobierno sirio y sus aliados se rindan, algo impensable en estos momentos. Alcanzar la paz depende única y exclusivamente de quien inició la guerra. ¿Es necesario señalar que el Ejército Árabe Sirio no ha invadido a ningún país de la región, sino que son las potencias occidentales y los regímenes aliados en Oriente Medio quienes inundaron Siria de terroristas a sueldo llegados de decenas de países diferentes, incluidos los países europeos que dan lecciones de "democracia" al resto del mundo? ¿Hace falta recordar que en Siria no hubo nunca una "revolución popular pacífica" sino una "primavera" terrorista de la OTAN siguiendo el mismo libreto que en Libia?
Occidente aplica en todo el mundo la política de los hechos consumados. Sus acciones y decisiones, por injustas, criminales e ilegales que sean, no tienen marcha atrás. Atacan a un país soberano saltándose toda la legislación y el derecho internacional existente, y a partir de ese momento la responsabilidad se traslada como por arte de magia a las autoridades legítimas del país que ha sido invadido o atacado, en este caso el gobierno de Siria. El Estado agredido no tiene derecho a defenderse y a proteger a su pueblo. La doctrina "responsabilidad para proteger" (R2P) es de aplicación exclusiva de la OTAN, que la interpreta de forma sibilina y la ejecuta unilateralmente contra aquellos Estados y gobiernos que no se arrodillan ante sus imposiciones. Los gobiernos imperialistas de la OTAN y la prensa occidental manipulan los hechos y retuercen la realidad de tal forma que el único responsable de la guerra es el agredido, que debe rendirse para que se alcance la paz.
Siria sigue en el punto de mira de EE.UU., no sólo por sus recursos y por lo que significa políticamente Siria en la región, sino como parte de un plan más ambicioso para la reordenación de un Nuevo Oriente Medio en el que Irán es el siguiente en la lista negra del imperialismo anglosajón. Occidente anunciará la paz en Siria el día que Bashar al-Assad corra la misma suerte que Gadafi, y el día en que la República Árabe Siria y sus recursos estén bajo el control de las grandes corporaciones occidentales, que son quienes marcan la agenda exterior de los gobiernos de la OTAN. Lo único que podemos esperar de esta tregua-trampa es el momento y el lugar en el que Occidente la dé oficialmente por terminada para continuar su "guerra humanitaria" contra la independencia de Siria. Los gobiernos occidentales, los medios corporativos y las ONGs más reconocidas ya tienen escritos de antemano sus discursos, sus editoriales y sus informes: "el régimen de Al Assad es el culpable".
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