lunes, 28 de noviembre de 2016

¿QUIÉNES CELEBRAN LA MUERTE DE FIDEL? LOS MISMOS REACCIONARIOS QUE NO PUDIERON DERROTARLO

 
Cuando falleció el inolvidable Hugo Chávez Frías el 5 de marzo de 2013, Fidel Castro trató de describir la figura y la trayectoria del presidente venezolano sintetizándolo con la siguiente reflexión: "¿Quieren saber quién era Hugo Chávez? Solo observen quienes lloran su muerte y quienes la festejan". Esta acertada observación podemos aplicarla hoy tras la muerte del coherente y valiente comandante cubano Fidel Castro Ruz.
 
¿Quiénes están celebrando su muerte? La extrema derecha, los imperialistas occidentales de derechas y "de izquierdas", las oligarquías financieras y empresariales enemigas de la justicia social, de la igualdad y de la soberanía de los pueblos, los que apoyaron o no condenaron el criminal e ilegal bloqueo impuesto durante décadas contra la digna población cubana y que impide el pleno desarrollo de Cuba, los terroristas que se refugian en Miami donde se les garantiza su impunidad [1], los mercenarios mediáticos bien pagados para manipular a la audiencia, los defensores de la globalización capitalista, los que piden una "intervención humanitaria" en Siria, los que festejaron la muerte de Gadafi y la destrucción de Libia, los que apoyaron el golpe neonazi del "Euromaidán" en Ucrania,... entre otros muchos fascistas, progresistas neoliberales y activistas humanitarios patrocinados por la OTAN y las grandes corporaciones.

¿Quiénes lloran la muerte de Fidel? Sin duda no son los ricos ni las clases dominantes del mundo. Las palabras de la directora general de la Unesco, Irina Bokova, pronunciadas tras conocerse el fallecimiento del líder cubano, nos señalan una respuesta: "Fidel Castro es un símbolo de la solidaridad mundial. Gracias a los esfuerzos de Fidel Castro Ruz, Cuba constituye un ejemplo mundial en materia de solidaridad y cooperación".
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                
Cuando veo las imágenes de los "demócratas" que han salido a las calles de Miami o de España a vociferar su alegría por la muerte de Fidel, me pregunto si alguien recuerda haber visto a los cubanos celebrar la muerte de Ronald Reagan, por citar un ejemplo concreto, por las calles de La Habana tras su fallecimiento, a pesar de los atentados contra Cuba y contra Fidel Castro que se llevaron a cabo bajo su mandato y el del resto de los diez presidentes de EE.UU. que intentaron derrocarle y acabar con la Revolución, sin ningún éxito por cierto. No, no lo pueden recordar porque la ética, la educación y los valores humanísticos que la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro extendió entre los cubanos les impide celebrar la muerte de cualquier otro ser humano, aunque éste sea su enemigo declarado.
 
De hecho - sirva este dato histórico como ejemplo de ello - cuando el 30 de marzo de 1981 Ronald Reagan sufrió un gravísimo atentado a su salida de una conferencia en el Hilton Hotel de Washington D.C., el presidente Fidel Castro expresó su condena de los hechos y mostró su deseo de que el presidente estadounidense salvase su vida y tuviera una pronta recuperación. Ningún cubano salió a las calles a celebrar el atentado; tampoco su muerte en 2004. Fidel nunca lo hubiese aprobado. Cuatro años más tarde de ese atentado, gracias a la colaboración y a la información aportada por los servicios secretos cubanos al gobierno estadounidense, pudo impedirse la ejecución de un nuevo atentado contra Reagan en el verano de 1984 [2]. Como respuesta a esa generosidad, a Fidel intentaron matarle en cientos de ocasiones.
 
Fidel fue tan odiado por sus enemigos porque siempre fue un paso por delante de ellos. Su grandeza humana, su inteligencia política y su carisma internacional eclipsó y desesperó a sus enemigos. Sólo ahora que la naturaleza ha hecho su trabajo, sus detractores pueden celebrar su muerte sin darse cuenta de que todos ellos han sido derrotados. Sus carcajadas esconden su frustración y evidencian su bajeza moral. Intentaron matar de hambre al pueblo cubano para ponerlo en contra Fidel. Perdieron. Hoy ese pueblo le despide con el dolor de quien pierde a un padre.
 
No deja de resultar paradójico comprobar cómo aquellos ciudadanos occidentales del "primer mundo" que se definen como civilizados católicos defensores de la democracia y los Derechos Humanos, festejan y extienden la muerte y el sufrimiento ajeno en cualquier parte del mundo, como ocurrió de forma paradigmática con Hillary Clinton y su carcajada televisada tras el asesinato extrajudicial de Gadafi en 2011 de manos de la OTAN. Mientras existan "demócratas" como éstos, mientras Occidente siga extendiendo su "democracia" a sangre y fuego, estaré siempre del lado de "dictadores" como Fidel defendiendo los mismos valores por los que él murió. ¡Que la tierra te sea leve Comandante!
 
 
 
REFERENCIAS - NOTAS
 
[1] Estados Unidos: Paraíso de Terroristas (I),- artículo de la periodista y activista argentina Graciela Ramírez (Aporrea, 3/5/2007)
 
 
 
[2] Los atentados contra Reagan-Wojtyla: duelo de mafias,- este es el primero de una serie de tres artículos del economista mexicano Jorge Retana Yarto, experto en ingeniería financiera con especialización en inteligencia para la seguridad nacional. Artículos publicados en la web Contralínea (6/10/2013)

1 comentario:

  1. La chusma que celebra su muerte es la misma a la que Carlos Puebla dedicó esta canción:

    Por allí vinieron - Carlos Puebla y los tradicionales

    Vinieron los mercenarios
    por el único camino :
    la ensenada de Cochinos,
    cochinos extraordinarios.

    Estribillo:

    Por allí vinieron
    pero allí quedaron
    Por allí vinieron, ¡ los pobres !
    pero allí quedaron .

    Por ese lugar vinieron,
    por allí desembarcaron,
    pero allí mismo quedaron
    los pocos que se atrevieron.

    No vino ni un proletario,
    no vino ni un campesino.
    Vinieron los asesinos
    contrarrevolucionarios.

    Vinieron algunos más :
    curas y capitalistas,
    esbirros, latifundistas
    y niños de sus papás.

    Vinieron con un criterio
    de turista americano,
    pero aquí, los milicianos
    los esperaban en serio.

    ¡ Quedaron que daba pena !
    Sin moral y sin destino,
    quedaron como cochinos
    listos para Nochebuena.
    __

    Salud!

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